Los medicamentos pueden afectar a la conducción a dos niveles principales:
- Porque su efecto terapéutico esté contraindicado (por ejemplo, los antidiabéticos
pueden producir una hipotensión intensa).
- Porque produzcan un efecto adverso que afecte a la capacidad de conducir (por ejemplo,
los antidepresivos suelen provocar sedación)
Sin embargo, la relación entre medicamentos y conducción puede ser también positiva
al controlar ciertos síntomas de la enfermedad del paciente (por ejemplo, los antieméticos
pueden detener nauseas y vómitos invalidantes para el conductor).
Todos estos efectos pueden variar de un paciente a otro según sus características
particulares. Hay que mostrar una mayor precaución en el caso de la tercera edad
(por posibles alteraciones hepáticas o renales que afecten su metabolismo), al principio
del tratamiento y, en el caso de algunos fármacos del sistema nervioso central (como
las benzodiazepinas de acción larga), con la somnolencia residual a primera hora
de la mañana.
Los grupos con un mayor efecto en la conducción son:
- Aquellos que actúan sobre sistema nervioso central (grupo N de la ATC): antidepresivos,
ansiolíticos, hipnóticos, antipsicóticos, etc.
- Antihistamínicos utilizados para el tratamiento de la alergia (efecto mínimo en
los de nueva generación como loratadina o mizolastina)
- Relajantes musculares.
- Algunos colirios.
- Numerosos antineoplásicos e inmunomoduladores (grupo L de la ATC).
Los mecanismos generales a través de los cuales un determinado medicamento podría
afectar al conductor pueden ser agrupados en los siguientes:
- Somnolencia o efecto sedante
- Reducción de los reflejos y aumento del tiempo de reacción.
- Alteración de la percepción de las distancias.
- Hiperactividad e hiperreactividad.
- Alteraciones oftalmológicas o de la audición.
- Estados de confusión y aturdimiento.
- Alteraciones musculares de carácter agudo (espasmos, calambres, incoordinación motora,
etc).
En cuanto a datos cuantitativos de consumo de medicamentos por los conductores:
- En los países de la Unión Europea, se estima que en torno al 10% de los conductores
circulan bajo la influencia de medicamentos, y que el riesgo de verse implicado
en un siniestro se multiplica por dos en estos casos.
- En España, aproximadamente un 17% de los conductores utilizan medicamentos de forma
crónica, y de estos, en torno al 61% usan dos o más medicamentos (datos del Instituto
Nacional de Estadística). En el 5% de las víctimas por accidente de tráfico
se detectó algún medicamento, aunque esto no quiere decir que sea el único factor
causal (datos del Instituto Nacional de Toxicología).
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